La exposición prolongada al sol y las altas temperaturas pueden provocar el denominado golpe de calor con pérdida de agua y de sales esenciales para el buen funcionamiento del organismo.
La insolación o golpe de calor es una forma grave de lesión por calor cuyos síntomas son fiebre mayor a 39 grados, sudor excesivo, náuseas, vómitos, taquicardia y sensación de sed.
Además, es importante recordar que los más afectados por las altas temperaturas son los adultos mayores, los bebés y las personas embarazadas o con enfermedades crónicas.
Por ello, se recomienda en especial, evitar exponerse al sol entre las 11 y las 16 horas; usar gorro o sombrero y, en lo posible, lentes oscuros; aplicar protector solar de factor 30 o más en todo el cuerpo; optar por ropa suelta, de colores claros y materiales livianos.
De igual modo, es fundamental mantener la hidratación consumiendo agua segura aun cuando no se sienta sed y elegir alimentos frescos y naturales como frutas y verduras.
Por último, frente al Covid-19, se recuerda mantener la distancia mínima de 1,5 metros, utilizar barbijo y procurar el lavado de manos con agua y jabón o el uso de alcohol en gel o diluido en la vía pública, salidas o paseos con fines turísticos.